Ya estamos en Tahití

Compañeros de viaje, ya hemos llegado a las  legendarias islas del sur del pacífico. Ya estamos en Tahití.

Os voy a contar dos pequeños secretos, uno infantil y otro más adolescente. La primera vez que supe de la existencia de este formidable conjunto de islas, fue cuando mi madre compró para casa una pequeña enciclopedia titulada «Continentes» a los del círculo de lectores. Os acordáis!!?? Bien, pues en dicha enciclopedia, muy bien ilustrada, venían en en el capítulo de Oceanía unas fotos de unas hermosas bailarinas que portaban unos floripondiados collares. Pues recuerdo perfectamente, que ya en mi tierna infancia, con ocho o diez años, pensé para mi: «¡caramba! que buenas están estas tías. Como me molaría ir allí.»

Años más tarde, cuando la adolescencia se me fue echando encima, volví a saber de ellas, porque Moorea, Tahití, Bora Bora, eran los nombres que se les daba a unos brebajes que servían en un local de la avenida de Arteijo, con los que empezábamos a ponernos a tono para ver si podíamos robar algún morreo. Por cierto, la «guerrillera»» que en aquel entonces a todos nos hacía palpitar, la apodábamos «la morritos», y es que, en aquellos maravillosos años, en los que ni se había oído hablar de la silicona ni el botox, esta chica parecía a unos labios estar pegada.

Bueno dejando aparte caralladas, los años han pasado y ya estoy en Tahití. Lo primero que me está llamando la atención, es la luz y los colores tan vivos de todo lo que me rodea. El mar, la fruta, las flores, toda la isla es un vergel sin paliativos. Ahora, eso sí, nunca he visto una coletilla que le venga mejor a una ciudad. «A Papeete, caga y vete». Porque amigos, no sé si me estará influyendo en demasía la paz y el sosiego del país que vengo, pero es que vaya caos que tienen los tahitianos en su capital, menudo descontrol de tráfico. No hay señalización, es imposible aparcar, a los policías se la fuma todo, y «non me estraña co color que vai». En fin, para comprarle unos pendientes de perlas negras a Pilar y pirarme, que fue lo que hice.

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Pero el resto es otra cosa. los paisajes son espectaculares, realmente las postales y fotos que vemos de estas islas no están retocadas. La luz parece lucir otro amperaje, hasta los daltónicos tienen que alucinar con los azules del mar, no me extraña que la sensualidad de estos colores atrapasen al postimpresionista Gauguin, ¡qué pasada!. Y mañana Bora  Bora, la que dicen que es el trozo de tierra rodeado de mar más bello del mundo, a ver si es verdad.

Lo que realmente intentaré es convencer a mis posaderas que «acouguen» debajo de un cocotero en la playa. Aunque la empresa es difícil después de dos semanas de tanto trajín, no tiraré la toalla. Unos días de descanso y tranquilidad le iban a sentar bien a todo mi cuerpo y mi alma.

Besos y abrazos,

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5 respuestas a Ya estamos en Tahití

  1. Antonio, Pepiño, Phileas Fogg dijo:

    Para que me quede para el recuerdo, La famosa chica con los labios prominentes, se llama Soledad, y ahora es una hermosa madre con tres hijos bien criados. Aclarado queda

  2. Lucía dijo:

    Ay Antonio, tu en Bora-Bora y aquí nos cierran el único Bora-Bora al que podía aspirar: como del que hablabas en la avenida de Arteixo pero en versión Santa Cristina. Mil besos y ya sabes, sentidiño.

    http://www.lavozdegalicia.es/coruna/2011/02/13/0003_201102H13C11991.htm

  3. Nano dijo:

    Empiezas a sacar fotos de lugareñas, ¡bien!, ahora una foto de una con los cocos al aire o un video del baile regional.

  4. marta dijo:

    Estoy descubriendo al literato que hay en ti, Antoñito. Y aunque tengo que decir que tu descripción del paisaje es muy sugerente, para mí lo más evocador de este post ha sido tu recuerdo de ese local de la avenida de Arteijo- de cuyo nombre no puedo, aunque quiero, acordarme- y de aquellos copazos con sombrillitas, imitación de volcanes, bengalas y sugerentes nombres. ¡La de horas que pasé allí! Morenea, que frío ya pasamos los demás. bicos

  5. Cholidrio de cholimball dijo:

    que sepas que no me das nada de envidia y que se esta muy bien aquí con los grises y la lluvia que atrapó a Picasso de niño y con los continuos temporales que tiñen la atmósfera de pureza y ………….. !Antonioooooo, espeeeeeerameeeeee!!!!

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