Visita a Le calandre
Aunque lo que os voy a contar os parezca un total sin sentido, creo que le he pillado el puntillo a esto de tener que comer en solitario en algunas de las mejores mesas del mundo.
Lógicamente cuando puedo disfrutar en algunos de estos templos de lujuria culinaria de la compañía de mis amistades pícaras, las veladas suelen tener finales antológicos de compañerismo, sin embargo, ocasionalmente, los excesos etílicos y de camaradería , tienen asociadas ciertas lagunas mentales los días posteriores a la enchenta, cuando intento escribir algún comentario de lo allí papado. Por eso, cuando tengo la oportunidad de disfrutar de algún homenaje de este tipo en solitario, la percepción real de lo engullido suele resultar más acertada.
Los últimos platos a los que les he podido hincar el diente en mi auto compañía, han sido los del Restaurante Le Calandre en Padua, Italia, este pasado puente de Halloween.
Cuando Pilar me propuso viajar a la ciudad de Marco Polo en estas fechas, un rayo del ingenio atravesó mi cabeza, recordándome la cercanía del restaurante de Massimiliano y de nuestro destino. Desde luego, no se en que puesto, pero Le Calandre figuraba en mi libreta de restaurantes mundiales en los que me gustaría papear de lo lindo, y en este caso, la oportunidad se tornaba magnífica al ser mi mujer quien había tenido la iniciativa, de que Carmen y el cocinero del Pazo navegasen con ella por los canales de la ciudad de las góndolas que en épocas universitarias había conocido.
Venecia y Padua distan ente ellas de escasos treinta kilómetros, pero aun así decidimos pernoctar en esta última para poder conocer lo que yo definiría como la Salamanca Italiana, . De esta manera Pilar y Carmen, que no soportan la longitud de los menús degustación, se dedicarían a visitar monumentos y santos y yo a ponerme como el Kiko. Cada loco con su tema…
Pero hablemos de lo que nos interesa, muchos lo definen como el mejor restaurante de Italia, yo carezco de potestad para afirmar dicha lectura pues esta era mi primera expedición al país transalpino, pero desde luego, lo que si puedo avalar con rotundidad después de estar en su casa, es que Massimiliano es un magnífico anfitrión, que su cocina es excepcional y que bajo mi punto de vista se encuentra en TOP de la gastronomía mundial contemporania.
Estos Italianos al igual que el resto de los europeos comen mucho más pronto que nosotros, y cuando me senté a las 13:30, fui la última mesa en iniciar el sutil almuerzo, pero tuve la suerte, de al encontrarse este joven cocinero por la sala de establecer una conversación muy agradable a la par que fructífera.
Al pedirle consejo de que tipo de menú me recomendaba y al comentarle yo que había coincidido con él en San Sebastian, muy gentilmente me preparo algo especial alternando sus últimas creaciones, con los clásicos esenciales de sus fogones.
Pues el resultado amigos se tradujo en tres horitas de un disfrute emocional y organoléptico, en que todas mis dudas sobre la cocina Italiana de bandera fueron aclaradas de manera concluyente, utilizando para ello tanto contrastes de los sabores puros más italianos con las técnicas novedosas que tienen como único fin que sus clientes gocen como yo he gozado.
Gracias y felicidades Massimiliano.
Hola Juan Pablo, la comida realmente fue soberbia, y creo que tu hijo está en en sitio magnífico para seguir aprendiendo, como pudimos comprobar en Le calandre no hay sferificaciones ni deconstrucciones ni como decimos en Galicia «carallos verdes», yo sólo disfruté platos con puro sabor italiano, realizados con tecnicas milimétricas que me hacen pensar, que el restaurante de maximiliano está en el top mundial.
Si os apetece, venir a visitarme al stand de mais Galicia y tomaremos algo.
Un saludo
Hola Antonio
Aunque en mesas separadas (se me ve con mi mujer al fondo en una de tus fotos) compartimos esa jornada en Le Calandre y estoy totalmente de acuerdo acerca de la fantástica sesión gastronómica que pudimos disfrutar. Me encantó. Soberbios los platos, sencillos en su presentación, frescos, sabrosos algunos. No me lo esperaba así realmente. En realidad me gustó todo, la decoración , las personas.. Aunque iba predispuesto, la verdad , como bien sabes. Nuestro hijo, Markel, cocinero, lleva varios meses en Le Calandre y él, con Massimiliano , seleccionó nuestro menú. No pudo ser mejor. Ha sabido elegir un restaurante fuera de serie para seguir aprendiendo.
Además , como efecto colateral, nos permitió conocerte y charlar un momento. También estuvo estupendo. Desde entonces soy un seguidor de tu blog . Felicidades por él y por tus inquietudes. Sabes que si alguno de los días que vienes por Donostia hay oportunidad nos iremos a tomar unos pinchos a la parte vieja.