Los carnavales de Río de Janeiro

Hola compañeros!

En los divertidos años que residí en la afortunada isla de Tenerife, el momento más anhelado del año, eran sin duda, la llegada de los carnavales. Tanto chicharreros como godos esperábamos impacientes esas fechas, para que don carnal, nos hiciese dar rienda suelta a un despiporre desmedido del que guardo imborrables recuerdos, como aquellas amanecidas en el quiosco Numancia que perecerán para siempre alojadas en el desván de mis mejores momentos.

 Yo pensaba que esas juergas no tenían parangón, pero viendo ahora el subidón que tienen estos cariocas, me da que pensar, que esto debe de ser otra liga y que aquí se tiene que montar la de Dios es Cristo, y amén, Jesús…

Aún faltando veinte días para el comienzo del jolgorio, ya se palpa en el ambiente una ilusión desbordante, sin ir más lejos, el domingo en Copacabana había una manifestación  de policías y bomberos reivindicando subidas de sus salarios, y lo hacían con tal alegría y alboroto que a mi me recordaba más al desfile de una gran comparsa carnavalera, que a una protesta funcionaríal, pero eso no era nada en comparación a lo que me encontré  esa mismo día por la noche en los ensayos del sambódromo.

De entrada, para que os hagáis una idea de lo que significa para este pueblo la llegada de estas  fiestas, es de alucinar, como en el cetro de una ciudad que tiene el precio por metro cuadrado más caro que París, el gobierno local haya decidido construir un coliseo como el de los romanos, pero este, de ochocientos metros de longitud  y con capacidad para albergar a más de setenta mil festeiros, y que solo lo utilizan cuatro días al año.  Lo habrán hecho para calmar a las masas como ya hicieran  los descendientes de Rómulo y Remo hace mas de de dos siglos? Non Che sei, pero lo que sí que me quedó muy claro al ver esas miradas y esos gestos, es que incluso más que una gran jarana, se trata de un sentimiento que ya debe permanecer incrustado en la genética carioca como parte fundamental de sus vidas. Simplemente acojonante. He intentado que mis fotos os puedan transmitir ese «sentimiento» tan jovial que ha hecho mella en mi persona, y que me hace sentir una envidia mortal do Carallo vintanove…

Esto se me está agotando y debo exprimirlo hasta el final, hoy cenaré en el restaurante Olype, que las guías locales califican con las notas más altas de Río y con el que mi exhausta cartera se va a tener que enfrentar, después de pasar toda la noche suplicándole a este cociñeiro viajeiro, que la elección de mesa para este fin de fiesta, se realizase en un lugar de menos renombre puesto que el presupuesto está apunto de pasar al debe, después de tantos días de canallada.

Un abrazo,

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4 respuestas a Los carnavales de Río de Janeiro

  1. Pingback: oh carnaval !!! «

  2. cholidrio dijo:

    Oye, se me ocurre que ya para rematar la jugada, te tomes dos garimbas y les bailes el staying alive, para que se enteren estos tios de cómo baila un galego…que no? …que?

  3. cholidrio dijo:

    «Esto si que es bailar y lo demás son contos, moitas gracias…» (frase ya mítica??)
    Ya verás la que te cae cuando vuelvas, larchán !!

  4. Yamamoto!!!! no te quedes por allí que te conozco!!!! Que si hay que hacer una colecta pa’ repatriarte, se hace y si te tengo que ir a buscar yo, pues también. Un abrazo, disfruta y nos vemos pronto!!!!!.
    Qué día vuelves???
    Un abrazo.

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