Hola compañeros,
Tras despedirme de mis amigos y abandonar la reparadora ciudad de Hanoi, puse rumbo hacia un destino nombrado patrimonio de la humanidad.
Entre que las carreteras vietnamitas no son como nuestras autopistas europeas y que en este país siempre hay que ir sorteando los millones de ciclomotores que circulan a su libre albedrio, tardamos más de cuatro horas en hacer los apenas ciento setenta y cinco kilómetros que nos separaban desde la capital.
La tortuosa carretera, se encuentra jalonada por extensiones infinitas de arrozales y de otros cultivos, pero al final carallo si merece la pena el viaje, este hermoso destino, se ha encaramado por derecho propio, a mi particular podium de espacios naturales que podido visitar de la tierra en toda mi vida.
Los gallegos podemos presumir con orgullo de nuestras hermosas rías por el mundo adelante, de hecho yo lo hago, pero lo cierto amigos, es las amables gentes que viven en esta parte del planeta, también se pueden deleitar cada mañana con un espectáculo realmente extraordinario, la bahía de Ha Long.
Declarada en 2011 como una de las maravillas del mundo, cuenta con casi dos mil islotes en una extensión de cuatrocientos treinta y cinco kilómetros cuadrados, que según la leyenda, fueron creados por una familia de dragones para defender a los vietnamitas de los invasores chinos que los atacaban por el mar.
Leyendas aparte, esta es una parte de mi viaje, que me encentaría estar compartiendo con mi mujer y mi hija, seguro que les iba a encantar, pero bueno, no puede ser todo perfecto y es lo que hay…
Al llegar a nuestro destino, embarcamos en un pequeño bote lanzadera, que nos trasladó a nuestra gran barcaza blanca de cierto aire romántico, tras unas breves instrucciones de seguridad y reparto de camarotes, levamos anclas y empezamos a navegar para no perder tiempo, y empezar a babear…
Pese a la jodida bruma que parece perseguirme continuamente en esta aventura viajera, vaya si babeamos, menudo regalo de la naturaleza les ha dejado la madre tierra a estas gentes de ojos rasgados, lo mejor es que observéis las fotos, que os aseguro que no le hacen justicia a la realidad.
En la agenda de nuestro viaje, debíamos cobrarnos una visita a un pueblo de pescadores, donde unas hermosas bogadoras nos adentraron en unas lagunas cerradas que sólo se tiene acceso tras atravesar unas cuevas dignas de alguna película de Hollywood.
Tanto la pernocta como el papeo, estuvieron acorde con la travesía, ayudándome a pensar, que simplemente por conocer esta bahía de ensueño, ya merece la pena preparar el largo viaje.
Espero que os guste. Salud
El cocinero del pazo 
Tan bonita como el Mekong es la catedral de León y molando más que Ho Chi Ming, la Sierra de Albarracín,.. maravillas que la naturaleza nos ofrece disfrutar, sin olvidarse que para verlas primero hay que cotizar
Negreiras que has fumado? para salirte tal pareado, pareces ilustrado, pero la realidad es que has fumado.
Agur campeón.
P.D.
A ver como se nos da la cenita, espero que no venga Anita…
Me alegra un montón que te haya gustado y estoy de acuerdo en que ese viaje lo tienes que hacer con Carmen y Pilar, les encantaría y vale para niños, nosotros subimos a las cuevas con los peques en las mochilas. Que pena de bruma, pero las fotos son igual de espectaculares, eres un profesional de la cocina y la fotografía. Sigue disfrutando y transmitiéndonos tan bien todas tus vivencias.
Hola Mª Jose, junto al cañón del colorado, las cataratas de Iguazu y la vista desde el aire de Bora Bora, es de lo que más me ha impresionado en mi vida, a ver si algún día podemos volver toda la familia. Mañana al río Mekón…
Un beso desde Ho Chi Ming.