Antes de escribir nada, quiero dedicar este post a Javier Olleros, a su mujer Amaranta y a todo el equipo de Culler de Pau, por tener que aguantar «inda por riba» de los momentos tan difíciles económicamente que estamos padeciendo, el intento de ser desprestigiados de manera incomprensible, por parte de un concello al que están, en la gastronomía de hoy en día representando. Hay que ser bien burrancanes…
Todos los años por estas fechas, elcocinerodelpazo.com acude fiel a su cita en San Sebastián de la misma forma que los ñus hacen su migración anual del Masái Mara al Serengeti, es tal la devoción que le profesa a este singular evento gastronómico que no le han puesto falta de asistencia en los últimos once años y salvo motivo de «fuercisima» mayor espera volver a participar como mínimo en otros tantos años venideros.
La apertura oficial del certamen es el lunes, pero el domingo por la noche siempre se celebra una cena inaugural, a la que no se debe faltar ya que el reencuentro con los buenos amigos y colegas transforma una cena formal en una velada maravillosa a la par que peligrosa…
Aprovechando la enjundia tragona de mis viajecitos a Euskadi, siempre procuro hacer parada y fonda en alguno de los restaurantes distinguidos del camino.
Este año tras un acalorado debate cerebro-estomacal, se decidió que la escala técnica se efectuaría en el Azurmendi de Eneko Atxa, si bien otros nombres como el Nerua, Mina o Etxebarri salieron a la palestra en el hemiciclo neuronal de las preferencias.
Esta era nuestra segunda visita y a ciencia cierta las instalaciones de Azurmendi nos parecen de lo más sofisticado y espectacular que hemos visto por el mundo adelante, la cocina, es el sueño de cualquier cocinero, y la sala ídem de lienzo, en nuestro PAZO DE SANTA CRUZ, no nos podemos quejar de instalaciones, pero la cocinita se la trocaba a ciegas, que envidia carallo!!!
Que ilusión me hizo verte Miguel, aproveita…
Bueno, vamos con el papeo disfrutado.
Cuando llegas al restaurante, en hall-garden (Abuuur), te reciben con un Picnic muy simpático que se devoró en un plis-plas, debido a la gusa diabólica del viajecito…
La cestita estaba compuesta por una anchoa ahumada en casa, un bombón de txacoli y fruta picante y delicioso trampantojo de cacahuete.
Ya en la sala continuamos con el menú Erroak (echar raíces):
Huevo de nuestras gallinas, cocinado a la inversa y trufado. (Brutal)
Patata y Trufa.
La huerta.
Bogavante confitado con hierbas esenciales de nuestro jardín.
Carbón de foie.
A modo de estofado de salazones, vegetales, anchoa, papada y bombones de Idiazábal.
Mención aparte tiene este plato, que son junto a la ensalada de tuétanos de verduras de Martín Berasategui nuestros platos más ricos que jamás de los jamases hemos probado.
Chipirón, croqueta negra y cebolla crujiente.
Cochinillo confitado, migas, bellotas vegetales y aromas de prado.
Con los aromas de prado se les fue la mano con el hielo seco, quÉ?
Castañas al sarmiento de nuestras viñas.
Flan de huevo.
Bueno, en nuestra primera visita ya le augurábamos las tres estrellas que brillantemente ha conseguido, y como predica la afamada guía roja, viajar simplemente para comer en este restaurante, merece la pena.
Nuestra nota personal vuelve a ser: 9,25
Continuará…
Las que tu te mereces Adela…
Gracias por compartir