Hace unas semanas, mi socio David Lousa y el que os escribe, recibíamos una invitación de nuestro buen amigo Ignacio Rivera, para asistir este pasado fin de semana, a la última prueba del campeonato del mundo de motociclismo, que se ha celebrado en el valenciano circuito de Cheste.
Ignacio Rivera, que desde hace unos años dirige con maestría como consejero delegado la cervecera Estrella de Galicia, ha conseguido doblar la facturación de esta empresa coruñesa con una expansión nacional e internacional tan rápida que apenas tiene parangón, impulsada entre otros motivos por las acertadas apuestas en los patrocinios deportivos en sus planes estratégicos de marketing. Y lo que te ronderé morena…
Por mis venas camuflados en la sangre, recorren desde mi adolescencia restos de maltas y lúpulos amargos, de la que yo considero mejor cerveza del mundo mundial, y por ello, el ver in situ, como el equipo que patrocina podría plocamarse campeón, era todo un privilegio, un orgullo y una oportunidad que no debería dejar escapar.
Y carallo! Que bien hicimos en ir. Por un lado, el trato que recibimos por parte de los anfitriones resulto excepcional, yo nunca me había sentido tan VIP, menudo despliegue que tienen los de la Estrella en este circo de las dos ruedas, y por otro, como mi “cabecita gourmand” no para, enseguida surgieron ideas de restaurantes de postín donde poder metenos unas buenas esmorgas culinarias.
Viajamos en coche, porque los precios de los billetes de avión estaban imposibles, pero con el subidón que manejábamos, las ocho horas del viaje se nos hicieron más o menos amenas, y a las ocho de la tarde estábamos entrando en la ciudad del Turia.
Durante el trayecto, llamé a Ricard Camarena para preguntarle si tendría mesa para nosotros en su restaurante gastronómico, pero no tuvimos suerte al estar completo, pero nos emplazó a visitar su Canalla Bistró, cosa que nos pareció también interesante.
Nos dirigimos directamente al restaurante, sin dilación, sin pasar primero por el hotel, por miedo a que pareciesen los primeros síntomas del cansancio, fruto de los más de ochocientos cincuenta kilómetros de travesía al volante, y con ayuda del Tomtom enseguida pudimos aparcar cerca del Ricard Camarena Bistró.
Al ser el Canalla un local mucho más informal, pedimos un menú para compartir que sugerían en la carta, y que realmente resultó interesante porque nos enseñó una cocina de Camarena más picaresca y con influencias de las diferentes cocinas mundanales, sobre todo asiáticas.
A nuestra llegada al restaurante, tuvimos un simpático repaso de la lección de barrio sésamo vacío – lleno, que nos dejó estupefactos, ya que cuando entramos, sólo estaba el personal de sala, y en cinco minutos estábamos rodeados de otros setenta comensales como nosotros.
Más tarde Ricard, que se mostró con nosotros muy amable y gentil, nos explicó que esa noche doblaba todas las mesas, y que tenía el servicio de las 21:00 y el de las 23:00, casi naa.
Nem vietnamita de queso tártaro salmón y rúcula.
Montaditos de corvina en adobo y salsa satay
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Ceviche de de ?? ay cabeciña…
Tiradito de pez mantequilla.
Tempura melosa de espárragos trigueros.
Bocata al vapor de cerdo Pekin.
Pizza de…
Siento no poder comentar el nombre de alguno de los platos, porque con la edad que voy alcanzando y las cervecitas que allí fui tragando, como no los vaya anotando, poquito os podré ir contando…
Fué una cena rápida y agradable, en la que mi disco duro de sabores, se reencontró con sensaciones picantes, saladas y ácidas muy familiares y conocidas en los diferentes viajes por el globo adelante.
El precio me pareció más que ajustado y lo considero un lugar super recomendable para una cena informal en la tierra de las naranjas y de las chufas, eso si, en mi próxima visita avisaré con tiempo a Ricard, para reservar en el gastronómico.
El sábado por la mañana, tras pasar por el hotel donde se alojaba la expedición gallega para recoger el packaging con nuestras acreditaciones , pusimos rumbo al circuito Ricardo Tormo, para tener nuestra primera toma de contacto con el mundo motero.
Como os comenté al principio de este post, nunca me he sentido tan bien agasajado en un evento de este tipo. A nuestra llegada al VIP VILLAGE, fuimos recibidos calurosamente por nuestros amigos que trabajan en la Estrella, y el despliegue de medios me dejó patidifuso, realmente aquello estaba montado a tutiplén, no faltaba de naaa…
El ambiente era magnífico en las diferentes partes del circuito, pienso que los moteros son buena gente y que se saben divertir sin malos rollos , son festeitos pero pacíficos, el número de efectivos de las fuerzas de seguridad del estado era sustancial, coño, había más guardias civiles que cuando hice la mili en el cuerpo de mis “casi siempre” admirados beneméritos.
Por el pit lane y en el paddock , se podían ver unos “aparatos” que no eran precisamente las motos, que quitaban el sentido, que azafatas más lindas, todas sin exclusión, posaban con todo el mundo con una sonrisa perenne como parte de su trabajo. Como la mítica frase de que una foto vale más que mil palabras, aquí os dejo unas cuantas…
En fin…
Tampoco me dejó indiferente el ver como nuestro amigo de la infancia Yago Liñares, responsable de la empresa Expanding World España, se paseaba por cualquier parte, incluido los Boxes, como Perico por su casa, que dominio del terreno, ciertamente los de mi entorno manejaban la situación.
Un momento que me quedará en la retina para siempre, fue cuando Iñaki y Francesc nos llevaron al interior del circuito en unas pequeñas scooters de la empresa, mientras se celebraban la calificación de moto GP. La impresión de ver pasar a más de trescientos Km. por hora Valentino o a Márquez escasos metros de tu posición no se me olvidará jamás.
Todas las fotos, las tomé con mi cámara.
El ruido de los motores era la de Dios es Cristo, menuda salvajada, iban como cabras.
Terminadas las calificaciones, los Márquez pasaron por “la casa” de su patrocinador para firmar unos autógrafos y hacerse unas fotos con nosotros. Me parecieron unos chavales encantadores, alegres y súper humildes, y cuyo futuro es realmente prometedor.
Terminada la jornada en el circuito, y con los nervios a flor de piel por lo que ocurriría al día a siguiente en la carrera, cogimos carrerilla para ir hacia Denia y pegarnos un buen homenaje en Quique Dacosta.
Prrrrrrrrrrrrrr Prrrrrrrrrrrrrrrrr Prrrrrrrrrrrrrr,
Continuará…