Aprovechando la visita que nos hizo días atrás nuestro buen Amigo Juanfra Valiente y de su chica Ariana Franklin, por nuestra querida y verde Galicia, decidimos hacer una escapadita a Lalín, para tener un combate cuerpo a cuerpo con el “cocho gallego”.
Juanfra, que es la mano derecha y el encargado del I+D de Quique Dacosta, como sabéis tres estrellas Michelín, dio el visto bueno cuando le propusimos acercarnos hasta el epicentro de los cocidos gallegos, y meternos una enchenta en uno de los establecimientos que tiene ganada una merecida fama, La Molinera.
La cocina que hace en el restaurante de Quique ubicado en Denia, donde hace escasas fechas nos pusimos hasta arriba, es a mi entender la más creativa de este país, y el cocido gallego que se elabora en La Molinera de Lalín es claramente su antítesis, pero como sabéis los que seguís este cuaderno cibernético yo disfruto enormemente de las dos. Es un tópico y quizá de Perogrullo comentar el que existe la buena y la mala cocina, tanto en la tradicional como en la contemporánea, y os puedo asegurar, que la de estos dos restaurantes es ciertamente de la buena de verdad.
Plato de Quique Dacosta 2014…
Cocido de La Molinera, de toda de la vida…
Al joven timonel que gobierna este templo del cerdo casero, Diego López “Moli” , lo conocí siendo el ayudante de Pepe Solla en Madrid fusión, Me parece un buen rapaz, humilde, honesto ,tranquilo y con un gran porvenir en años futuros, defendiendo la cocina gallega.
Todo el mundo asocia Lalín con el cocido, y lógicamente a el restaurante La Molinera también, esto implica seguramente que la cabeza cocineril de Diego presente cierta bipolaridad, por un lado su afamado cocido es el motor económico que los mantiene y es lo que hay, y por otro, su cocina da para muchísimo más, pero Lalín quizá no es el mejor sitio para desarrollarla. ¿Tendrá este noble muchachote que cambiar su emplazamiento en el futuro? Quizá…
Antes de ir al grano y hablar del condumio, os comento a quienes participamos de semejante gorrino festival:
Los citados anteriormente Ariana y Juanfra más Chisco, Carlos, David y el organizador de esta piara glotona, el cerdito que escribe esto…
De la vetusta “ochentera” sala se encarga con soltura y gran profesionalidad la hermana de Diego, el vino “do país” que pedimos para acompañar el cocido nos fue servido en las clásicas cuncas blancas, tras probarlo imploramos unas gaseosas para que su acidez no nos despertase a los temidos ardores pero aún así mis compañeros terminaron con un rioja más suave.
Como es de menester comenzamos la batalla con una contundente y sabrosa sopa que ciertamente levantaría los muertos y quizá también ayudaría algún miembro masculino perezoso…
A continuación nos desabrochamos los cinturones para acometer con holgura y tranquilidad, mucha tranquilidad lo que nos venía por delante. Las patatas delicadas y cremosas salían acompañadas de unos buenos garbanzos y de dos tipos de chorizos, unos con cebolla y otros caseros que para mi gusto personal tenían un pelín de exceso de curación y de cocción, yo soy mas de chorizo “explosivo”, repito es un gusto personal.
La grotesca bandeja con las carnes tenía un tamaño que podría alimentar al ejercito chino por un día. Espinazo, rabo, panceta, pezuña, costilla… vamos un puzzle de sabroso marrano casero, material de primera, igual que la verdura, verdes nabizas y repollos, amargas unas más dulce los otros, envueltos en un velo de grasa celestial, esmorga…
Y llegó el momento culmen, cuando vimos aparecer semejante “cachola” nuestros móviles comenzaron a disparar con un frenesí que éramos incapaces de calmar, pero cuando empecé a masticar aquel morro, aquella , papada, la carrillera. Chiquito desfeis!!!!!!! IM PRE SIO NAN TE, quizá la mejor que me he papado nunca. Sólo por esa “cacheira” merece la pena ir hasta Lalín, creerme que babeo al recordarla.
La gran batalla concluyó con los muy gallegos queso con membrillo, leche frita y filloas, y para rematar del todo la faena nuestro amigo Juanfra hizo las veces de Manuel Fraga, terminando la queimada que nos habían preparado y que yo no tomé por miedo a las alcoholemias de los hombres de verde.
Querido Moli, disfrutamos como enanos, ya me pasaré en el futuro para probar tu otra cocina, la tradicional me ha encantado.
Mi nota personal del cocido:9,25