Costa Rica, Pura Vida

 

Al atravesar la puerta del avión que me ha traído a este apabullante país, una cálida ráfaga de fragancias tropicales me envolvió por completo.

Pura vida! Fue lo primero que escuché, sin duda, las palabras mágicas que definen este vergel, y que son el replicar continuo de todos los que disfrutamos de estas hermosas tierras.

Aun me siento peleón, aventurero, y cuando panificaba este nuevo viaje, al llegar al punto Costa Rica, pensé, y aquí Cómo carallo hago?

Infatigables mis audaces pensamientos, impropios de un cercano cincuentón, no tardaron mucho en sugerirme…

– Con dos colgantes, alquila un carro y que la suerte te acompañe.

Dicho y hecho, arranqué del México lindo, que por cierto, ya escribiré un resumen de mi estancia y vivencias por las tierras de Zapata, y aterricé en tierra “Tica”, únicamente acompañado de una reserva de modesto cochecito, que a la postre, las pasaría putas conmigo.

Tu de mi, qué harías? Le pregunté a la agradable rubita que me atendió en la oficina del rent a car.

– Qué buscas? Me respondió muy galleguiña ella.

– Pues… Playita, naturaleza, tranquilidad y buena comidita, le explayé sin remilgos.

– Entonces, sin duda, tu sitio es Montezuma.

– Sin dilación arranco, déjame un mapa.

-Vas justo de tiempo para pillar el último ferry, si no llegas, haz noche en Puntarenas, y si lo consigues, llámame y te busco alguna habitación por allá, que tengo algún contacto.

Salí mangado con toda la intención de montarme en el último transbordador, pero rápidamente las carreteras locales me dejaron claro que aquí ,“A-Modo”.

Pero llegué…

Soy quizá excesivamente melancólico y nostálgico, y el subidón de felicidad que me aportan los momentos de este tipo, en mis mundanales viajes, desboca siempre en un alegre frenesí de sensaciones positivas, que son junto a mi family, lo que alimenta sin duda mi vida.

En la noche costarricense, apenas existe iluminación eléctrica y las estrellas se pueden atrapar con las manos, una mirada al oscuro cielo infinito, te deja completamente ensimismado. A falta de diez kilómetros la carretera se convierte en camino sin asfaltar con unos socavones dignos de un campo de minas…

En algún momento encontré similitudes, con la primera vez que conocí mi siempre añorada Gomera.

Finalmente llegué a mi destino, no me costó encontrar el hotelito ecológico que me había conseguido mi amiga arrendadora, sin tener grandes lujos, me pareció fantásticamente adaptado al entorno y contaba con una magnifica piscina que esa misma noche no tardaría en utilizar.

Cuado a la mañana siguiente me levanté, observé atónito el entorno que me rodeaba y de mi boca sólo salió el un tanto ordinario JOOOOOO-DERRRRRRR!!!! Había descubierto un nuevo paraíso.

 

 

Mi cabañita, me sentía un poco tarzán.

Me puse hasta nervioso, no sabía ni por donde empezar, los familiares olores, esos olores del verano mediterráneo con mezcla de cremas bronceadoras y humo de fogata playera, monopolizaron mis fosas nasales.

Me dirigí al centro del pintoresco pueblito, anclado en el tiempo y me encontré un turismo multicultural que abarcaba un pantone colorista de adinerados americanos y alemanes, pi-hippies europeos y argentinos, algún perro flauta de origen desconocido y sobre todo surferos, muchos surferos.

Las leyes conservacionistas aplicadas de manera muy inteligente por parte de los gobiernos, nacional y local de este país, han permitido que esto no se convierta en un Cancún, o un las Américas de Tenerife, el material predominante de todas las construcciones es la madera, y no se puede levantar más de un piso, todo es muy armónico con la madre tierra, pura vida…

Pronto me adapté a la velocidad con la que aquí discurre todo, un culo inquieto como yo, tuvo que bajar dos o tres marchas para que la adaptación fuese perfecta, y así lo hice.

No obstante, a mi cochecito leré le he hecho más de quinientos kilómetros buscando las playas vírgenes más alejadas, por unos caminos que ni os los podéis imaginar, en un tramo, tuve que vadear un río y el agua me llego a la altura del parabrisas, Caraaaallo escapé de milagro!!! En otras ocasiones la noche me atrapaba por robarle unas fotos a la puesta de sol en lugares apartados y la vuelta esos senderos sin ningún tipo de señales, hacían que me perdiese, pero realmente me importaba un huevo, siempre me decía:

Pero Pepiño, estás a 24º, tienes cervezas, verde que te quiero verde y de fondo, el sonido de la selva. Qué Mais queres??? Ya aparecerá el camino…

Llevo ya unos días disfrutando en la península de Nicoya ( Santa Teresa, Montezuma, Tambor  y mal país) y a sentencio:

-Al que le guste la Naturaleza en un estado de conservación óptimo.

– A los practicantes de surf que buscan la continua ola perfecta sin tener que ponerse ningún traje térmico. Mañana me van a dar una clase.

– A los amantes de yoga, y de la relajación, está plagada de centros.

– O los que busquen simplemente sol y playa en absoluta tranquilidad.

COSTA RICA es vuestro sitio!!!!!!

Hermanita, esto te pega todo…

Como no puede ser todo perfecto, En este maravilloso lugar donde todo es fantástico, hay un pero que a mi me afecta directamente, su gastronomía es ciertamente muy cortita y con la despensa tanto marítima como terrestre que tienen, la deberían mejorar, la invasión de hamburguesas y pizzas es muy. preocupante.

 

Os dejo alguna foto más para que os ciber-transportéis a este paraíso…

 

Las playas son la pera limonera, comparten con las del sur de Thailandia, el podium de las más bonitas que conozco.

 

 

Los surfeiros están muy fuertes, ellas , ni te cuento.

 

De lo de las puestas, sobran las palabras…

 

No es ninguna flipación utópica descabellada, el pensar en intentar montar uno de este tipo para retirarte en tu jubilación…

 

Os pondría trescientas fotos más, pero el wifi  trabaja a la misma velocidad que el país, y estoy hasta los «esos» de seguir esperando.

Ya os contaré como termina este cuento en el edén…

Pura vida!!!!